viernes, 29 de febrero de 2008

No olvidaremos "El Barcelonazo"


“… Estos hechos parecerán a muchos naturales y a otros, por el contrario, inverosímiles. Pero, después de todo, un cronista no puede tener en cuenta esas contradicciones. Su misión es únicamente decir: ‘Esto pasó’, cuando sabe que pasó en efecto, que interesó la vida de todo un pueblo y que por lo tanto hay miles de testigos que en el fondo de su corazón sabrán estimar la verdad de lo que dice”.
Albert Camus - “La Peste”


Por: Ángel Cristóbal Colmenares E.

El 5 de marzo de 1960 llega Rómulo Betancourt al Campo de Carabobo en compañía de Rafael Caldera; de Víctor Jiménez Landínez, copeyano Ministro de Agricultura; de Raúl Leoni, presidente del Congreso; de Ramón Quijada, presidente de la Federación Campesina, y de Jóvito Villalba, socio de la coalición puntofijista. En el acto allí celebrado el señor Betancourt anunció una vez más la “independencia económica de Venezuela” y firmó la Ley de Reforma Agraria, informando que en los próximos cuatro años serían invertidos dos mil quinientos millones de bolívares para “transformar la hoy agraria faz de nuestro medio rural en un espectáculo al par provisor y conmovedor de un pueblo campesino alegre…”La realidad fue muy distinta, pues tras los discursos se ocultaba un gran negocio que hizo a los latifundistas más poderosos, a muchos intermediarios de los partidos del gobierno muy ricos y a los campesinos llenó de miseria y abandono, tanto que para 1963 había más de cuatrocientas mil familias por debajo del límite de sobrevivencia, la llamada Reforma Agraria era considerada oficialmente un fracaso y bajo el gobierno de Raúl Leoni fue designada una Comisión (¡de terratenientes!) para que analizara las causas del fracaso y sugiriera medidas para relanzar la reforma.Recordemos que apenas dos años antes de la promulgación de aquella Ley de Reforma Agraria el gobierno de Marcos Pérez Jiménez había sido depuesto y aun quedaban muchos de sus partidarios, civiles y militares, adelantando políticas en diversos medios sociales. Una de sus organizaciones era la Cámara Agrícola de Venezuela, que de acuerdo a la óptica de los adecos era un ejército irregular mientras los dirigentes de esa Cámara (Carlos Savelli Maldonado, José Sabino, Luis Alemán, López de Ceballos) se veían como transformadores del agro venezolano.Lo cierto es que el gobierno les reprime con fuerza y los de la Cámara son señalados como conspiradores y perseguidos por los cuerpos represivos, especialmente por la Dirección General de Policía (DIGEPOL). En uno de esos ataques, adelantados por funcionarios de esa policía política, por efectivos de la policía estadal guariqueña y por miembros de las bandas armadas de AD contra la Seccional de “San Rafael de Laya” hubo enfrentamiento con miembros de la Cámara Agrícola bajo la dirección de Rafael Jaramillo. De acuerdo a versiones de la época los adecos, sus policías y bandas armadas recibieron una buena paliza y los vehículos en que se desplazaban fueron quemados.Ello significó un recrudecimiento en la persecución, allanamiento de sus sedes, detención de sus miembros y los directivos de la Cámara decidieron entonces actuar por la vía de las armas señalando el 26 de junio de 1961 como fecha de un alzamiento que se originaría en la ciudad de Barcelona para extenderse a otras localidades y efectivamente tomaron el control de la ciudad y detuvieron a las autoridades, entre ellas el gobernador Rafael Solórzano Bruce y al Secretario de Política, Carlos Canache Mata, quienes fueron conducidos al Cuartel “Pedro María Freites”.La respuesta de otros componentes militares no se realizó y fue notable la falla de dos connotados oficiales: el comandante aviador Martín Parada, quien debía tomar un escuadrón volante para dar “el santo y seña” a varias guarniciones comprometidas, y el también comandante de la Guardia Nacional, Oscar Tamayo Suárez, a quien presuntamente habían prometido un bien armado batallón de esa fuerza en Maturín con excedente de equipo para dotar a otro contingente.De acuerdo a informaciones que luego circularon, el control del cuartel “Freites” fue retomado por los adecos allí detenidos con la colaboración de un cocinero de apellido Piña y de un subteniente de apellido Carrasquel, quien ordenó a la tropa abrir fuego contra los rebeldes resultando muertos: Celestino ZAPATA, Ángel Custodio MARTÍNEZ, Alfonso MARTÍNEZ IRAZÁBAL, Decio OLIVO, Fernando INGRASSIA, José SOSA, Narciso RIVAS MATA, Andrés RODRÍGUEZ, Miguel CLAVIER MATA, José ÁLVAREZ, Marcos SOSA SERRITIELLO, Leonardo CHACÍN, Abelardo YESBI, José REYES, Rosendo RADA ANTONINI, Andrés RODRÍGUEZ OLIVO, Gabriel JIMÉNEZ, Antonio PÁEZ, Pedro TRÍAS, Marcos URBINA y Adolfo DIBO.La Constitución de 1961, publicada en Gaceta Oficial 662 Extraordinario el 23 de enero de ese mismo año establecía, en su Capítulo III (Derechos Individuales): Artículo 58: El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte ni autoridad alguna aplicarla. El artículo 60, referido a libertad y seguridad personales, constaba de diez numerales. Y el artículo 69 señalaba que nadie podía ser juzgado sino por sus jueces naturales ni condenado a sufrir pena que no estuviere establecida por ley preexistente. Pero del grupo que tomó parte en el movimiento insurreccional, veintiuno fueron asesinados en el patio del cuartel “Pedro María Freites” de Barcelona, los sobrevivientes fueron víctimas de vejámenes y torturas y todos, incluyendo civiles, sometidos a jurisdicción de Tribunales Militares.Ninguno de ellos tuvo la opción de recibir beneficio de casa por prisión, todos fueron encarcelados en diferentes prisiones del país, incluyendo la Isla de Tacarigua, bautizada por los presos políticos como Campo de Concentración “Rafael Caldera”. Y sería un buen ejercicio para estudiantes de comunicación social y para muchos “periodistas” revisar hemerotecas y libros para que constaten tanto si los acontecimientos tuvieron lugar como el tratamiento que los medios dieron al caso y, no menos importante, si hubo participación de algún organismo nacional o extranjero en defensa de los derechos humanos violados. Por allí deben existir las fotografías del estado en que fueron dejados los cuerpos de los asesinados y también las de oficiales trasladados esposados a sus sitios de reclusión.Canache Mata (y allá lo demostró palpablemente) escribía en su agobiante prosa acerca de una “batalla campal” entre civiles a la postre muertos y soldados sin un rasguño, pero nunca pudo explicar ese misterio y lo máximo que le parió el cerebro fue que los soldados disparaban desde las ventanas de sus cuadras y protegidos por cascos. Como para matar de envidia a los libretistas de la serie “Combate”, que luego se haría famosa en la televisión y según la cual los soldados gringos eran valientes genios guerreros y los alemanes unos cobardes y pobres tarados que nunca daban pie con bola.A Tribunales Militares fueron los capitanes Rubén MASSÓ PERDOMO, Tesalio MURILLO FIERRO, José GABRIEL MARÍN y Enrique José OLAIZOLA; el mayor Luis Alberto VIVAS RAMÍREZ y los civiles José V. TRÍAS, Rafael ROA, Rafael VERA, Manuel MARTÍNEZ, Rafael TORREALBA, Juan de Dios REYES, Danilo MÉNDEZ, Rafael ESTANGA, Rachid VAHLIS, Carlos PARRA, Rafael PÉREZ, Oscar PARÉS, Pedro BELLO, Julio BOADA, Carlos QUIJADA, Alejandro TRÍAS y José Rafael SOTO.Durante el juicio se pudo saber que los autores materiales de los asesinatos habían sido los subtenientes Ramón DEVALOY CARRASQUEL y Luis BRANCHI RODRÍGUEZ y el Sargento Técnico de Segunda Luis José MOYA, quienes al parecer impartieron órdenes a los soldados de disparar contra los civiles y luego se escondieron en sus habitaciones. También se dijo que los tres efectivos militares se habían comprometido con los rebeldes para luego “saltar la talanquera”.Comparemos entonces aquellos hechos y los sucedidos en abril de 2002:En Barcelona, junio de 1961, se alzan en armas civiles y militares, quienes toman el control de la ciudad y un cuartel. Desde una emisora de radio leen comunicados explicando las razones de su acción y llaman al pueblo y a los militares a solidarizarse. En la operación de retoma son asesinados más de veinte ciudadanos a balazos y bayonetazos y el resto, heridos e ilesos, sometidos a maltratos y juicio militar. No hay garantías constitucionales pues el gobierno las mantenía suspendidas desde el día posterior a la aprobación de la Constitución, cuyo texto nunca fue conocido por el colectivo antes de su promulgación. Ninguno de los presos tiene oportunidad de gozar de beneficios de casa por cárcel. Quienes optaron por insurgir contra el gobierno asumieron sus posiciones --equivocadas o no-- y las responsabilidades de ellas derivadas.Esa era una “democracia”, a la cual nos pretenden volver los autores de esos crímenes y muchas de sus entonces víctimas, hoy sus socios y cómplices.En Caracas, abril de 2002, se alzan civiles y militares, quienes toman el control de Fuerte “Tiuna”, secuestran al presidente de la República, lo ruletean por diversos centros militares y finalmente lo llevan a la base naval de “La Orchila”. Las señales de radio y televisión estatal son sacadas del aire, la última luego del asalto que contra sus instalaciones efectuó el gobernador del Estado Miranda. Al día siguiente aparecen bien temprano en todos los canales comerciales los militares y civiles (muchos de ellos “periodistas”) golpistas celebrando su triunfo y por tres días las Policías Metropolitana, de Chacao, de Baruta y de Miranda someten al pueblo a una feroz persecución que cuesta muchos muertos y heridos. En la operación de retoma son apresados los golpistas, quienes de inmediato son puestos bajo protección del Poder Ciudadano y trasladados a sus casas de habitación. Ninguno es objeto de retaliación, mucho menos de agresiones físicas, y luego todos coinciden en que lo sucedido fue una sorpresa, no había plan previo, algunos iban a comprar kerosene y los llamaron de Miraflores o de Fuerte Tiuna para que se encargaran de la presidencia o de ministerios y posteriormente algunos de ellos huyeron valientemente al exterior. Y quienes se quedaron, amparados en una decisión judicial olorosa a dólares, siguen la fiesta en la Plaza de Altamira, declarada “Zona Liberada” y cuyo nombre varía de acuerdo con los humores de sus ocupantes. También son entrevistados en los canales de televisión, en la radio y en la prensa escrita, sin cuya cobertura no existieran para el resto del país. El régimen que tales cosas permite, surgido de unas elecciones y relegitimado en cuatro procesos referendarios, es calificado por los golpistas, sus curas, sus burócratas enquistados en el aparato estatal, sus medios propagandísticos y sus socios en el extranjero como una tiranía. Usted compare y juzgue.

No hay comentarios:

CANTACLARO AL SERVICIO DE LA REVOLUCION

CARA DE VIDRIO: La Navidad Consume Hasta Morir