martes, 22 de diciembre de 2009

La táctica y el discurso (o por qué la fraseología revolucionaria es infecunda)

Por Wilson Spencer
Fuente: Fuerza Revolucionaria (Republica Dominicana)

Nuestro partido, la FR, está inmerso en un proceso electoral que para mí es la primera gran batalla política que libramos desde su fundación; la primera gran batalla en la que la política, no la ideología, predomina en el accionar del partido. La evaluación y puesta en perspectiva de los resultados se hará, claro está, posteriormente. Lo que sí podemos decir es que concebir la táctica de participación en las elecciones, en los términos en que lo estamos haciendo y con el discurso con que lo estamos haciendo, supone antes que nada el abandono de una práctica infecunda, y destructiva, que estaba llevando al partido a la inoperatividad casi total. Esa práctica ha tenido varias expresiones concretas (organizativa, política, ideológica, etc.), pero quizás su expresión más notoria se refiere a lo discursivo: nos dimos a conocer por el radicalismo aparente de nuestro discurso. La aprehensión simbólica de la realidad económico-social y política por medio del lenguaje, no estaba mediada en forma alguna por la política, partía directamente de la naturaleza revolucionaria de nuestro proyecto. Es decir, el discurso era radical al margen de las coyunturas, la realidad política, la correlación de fuerzas, los factores subjetivos, etc., existentes en la sociedad. El mismo discurso que se usaba en las asambleas del partido, era el discurso que se utilizaba en los medios de comunicación, hacia fuera de la organización. ¿Qué había de malo en eso? Que ese discurso se quedó sin realidad; que devino en un discurso fútil, vacío de todo contenido revolucionario, en pura fraseología; un discurso que no prendía en las masas, que no ayudaba para nada ni al avance en términos político ni a resolver los grandes problemas internos que carcomían progresivamente al partido. Por lo tanto, bajo su aparente radicalismo, se escondía un sesgo extremadamente conservador. Uno de los problemas de la lucha revolucionaria, y de la lucha política en general, es la búsqueda de un discurso apropiado, que nombre de forma adecuada las líneas políticas que se trazan en determinadas coyunturas y momentos. Si todo lo que se necesitara es derivar los discursos de los principios, las cosas fueran claras y sencillas; pero no es así, porque si los principios sirven de aliento a los revolucionarios, en el terreno de la lucha política se necesita algo más. El discurso tiene varios niveles: casi todos sabemos que el discurso de la izquierda incluye la igualdad, la democracia participativa, la solidaridad, el antiimperialismo, etc. Ese es un nivel general del discurso que sirve para ciertas cosas (por ejemplo, para elaborar medidas programáticas alternativas y orientar la acción estratégicamente), pero en sí mismo no nos sirve para hacer política en la calle. Para esto último, se necesita un plano de concreción del discurso que debe corresponderse con, o partir de, los objetivos tácticos que se persiguen en cada momento. En otras palabras, el discurso “táctico” no puede contraponerse a los objetivos tácticos. Si nosotros decimos que en estos momentos la vía para cambiar la correlación de fuerzas y situar la izquierda en el centro de la política nacional, es la formación de un frente amplio, donde tengan cabida la izquierda junto a los sectores progresistas y democráticos, y todos/as los/as que estén afectados/as por el neoliberalismo y el sistema corrompido de los partidos tradicionales, el discurso no puede contraponerse a esos objetivos. Todas las manifestaciones discursivas deben ser puestas en función del logro de esos objetivos tácticos; es decir, de la consecución y desarrollo del movimiento unitario. En la medida de lo posible, lo que no contribuya a avanzar esos objetivos, debe ser descartado del discurso coyuntural, táctico. La razón es simple, no todos los potenciales o reales integrantes de ese frente perciben las distintas vertientes de la realidad política a través del prisma ideológico que nosotros las percibimos, ni siquiera tienen los mismos intereses estratégicos que nosotros tenemos, o incluso, pueden tener consideraciones puramente subjetivas para rechazar un discurso que en otros aspectos puede coincidir plenamente con sus necesidades coyunturales. Por eso, es importante tener el mayor cuidado a la hora de decir las cosas. La lucha de los grandes revolucionarios en contra de la “frase seudorevolucionaria” es bien conocida. Carlos Fonseca Amador, fundador del FSLN, ideólogo e inspirador de una de las grandes revoluciones del siglo veinte, ponía en sus escritos mucho énfasis en la necesidad de rechazar la fraseología hueca y buscar un lenguaje radical-creador. Partía Fonseca del hecho de que “la fraseología revolucionaria no garantiza la profundidad del cambio, y más bien al contrario, puede dificultarlo y hasta impedirlo, al implicar toda una vía equivocada. Podemos encontrar palabras en nuestro vocabulario histórico tradicional y en la propia riqueza del idioma, para dar la imagen del carácter radical de nuestro proceso, sin necesidad de apelar a los más conocidos clisés”. Incluso, Fonseca, que escribía con una pluma en una mano y el fusil en la otra, llega a afirmar que es contraproducente o sin sentido el uso de la fraseología para provocar al enemigo. Así, plantea que “a veces se afirma, para justificar la ostentación de las frases revolucionarias, que la experiencia cubana no permite ya sorprender al imperialismo. A esto hay que responder que tal premisa no autoriza para provocar al enemigo”. Fonseca aconseja diferenciar a los receptores del discurso; de ahí que recomiende “que se utilice un lenguaje para dirigirnos a la militancia de vanguardia, y otro para dirigirnos a las amplias masas populares”. Llega tan lejos este revolucionario, este subversivo práctico de la sociedad que combatió, que adscribe carácter socialista a la lucha contra la corrupción en la coyuntura política de su país. Plantea en ese sentido que “es conveniente reflexionar con relación a la inmensa carga socialista que contiene la denuncia del enriquecimiento ilícito de la familia Somoza, lo mismo que el mayor enriquecimiento de la pseudo-oposición burguesa al amparo del régimen somocista”. El carácter revolucionario de los cambios no está, pues, en su definición fraseológica, sino en sus medidas programáticas y sobre todo, en la capacidad para avanzar hacia los objetivos establecidos en coyunturas concretas. Si nosotros/as decimos que hay que garantizar la soberanía alimentaria poniendo énfasis en la producción agropecuaria para el mercado interno, protegiendo la producción nacional, sustituyendo importaciones; si decimos que hay que reformar el sistema educativo y de salud, incrementando los recursos destinados a esos renglones; si decimos que hay que desmontar el ITBIS como forma de lograr alimentación barata para el pueblo, etc., sale sobrando remarcar que nuestros objetivos chocan con las políticas neoliberales y del FMI, y tienen en estos momentos, una carga si no socialista (que no vamos a llegar tan lejos) por lo menos revolucionaria. El discurso revolucionario no puede ser el mismo en todo momento y en todos los lugares; no debe ser el mismo para todas las circunstancias y todas las audiencias. El revolucionario que no entienda esto, que derive sus discursos de sus principios ideológicos, que no sepa diferenciar esas dos instancias, morirá cubierto por un manto de santidad y pureza, pero sin haber hecho ningún avance, ninguna mella al sistema que dice combatir. Será sin lugar a dudas, un revolucionario inútil para la lucha política. Y yo estoy convencido de que si este sistema no contara con ese tipo de revolucionarios, de seguro que los inventa. La FR superó a partir de 2005, el discurso estridente y ofensivo; la fraseología provocadora e insensata, la estridencia infecunda, inútil; y se dispuso a hacer política revolucionaria partiendo de la realidad, a sustituir el “radicalismo estéril” por lo “radical creador” de que nos habla, con sobrada razón, Fonseca. Todavía falta despojarnos de muchas cosas, de legados e improntas que arrastramos de la prehistoria del partido; pero sin lugar a dudas, comenzamos ya a entrar en la historia.

sábado, 12 de diciembre de 2009

¿COMO ESTUDIAR MARXISMO?

SERIE PUBLICADA POR NUESTRO PERIDODICO "TRIBUNA POPULAR" EN DISTINTOS NUMEROS

1.- LA FORMACIÓN IDEOLÓGICA

LA IDEOLOGÍA, INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN.
En toda sociedad clasista, existe lucha entre clases dominantes y clases dominadas. La clase que ejerce su dominio material en una determinada sociedad, domina también en el plano espiritual, impone su propia ideología al resto de la sociedad, crea sus propias instituciones que le permiten sostener una situación preponderante.
“Ello se debe a que esa clase tiene a su servicio la parte fundamental de los hombres dedicados al trabajo físico y a que dispone de las instituciones ideológicas y de los medios de propaganda y difusión de sus ideas. En consonancia con sus propias concepciones que expresan a su vez sus intereses de clase, la clase dominante crea las instituciones estatales, jurídicas, etc… con el fin de defender sus propios intereses y aplastar a las clases enemigas”.
La ideología tiene así dentro de la sociedad dividida en clases, -y ello deja ver su importancia-, el carácter de un instrumento de dominación social.
¿Cómo se manifiesta este fenómeno dentro de la sociedad capitalista?

IDEOLOGÍA DOMINANTE EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA.
Marx y Engels prestaron particular atención a este problema de la base y la superestructura capitalista.
Al mostrarnos “el esqueleto” económico de la sociedad burguesa, es decir, sus relaciones de producción, nos presentaron al mismo tiempo la formación social capitalista como algo vivo, “con diversos aspectos de la vida cotidiana, con las manifestaciones sociales afectivas del antagonismo de clase propio de las relaciones de producción, con su superestructura política burguesa, destinada a salvaguardar el dominio de la clase de los capitalistas, con sus ideas burguesas de libertad, igualdad… con sus relaciones familiares burguesas”.
Sobre la base económica del capitalismo se ha erigido la superestructura correspondiente.
Forman parte de ellas las concepciones y teorías políticas y jurídicas burguesas dominantes en la sociedad capitalista, la filosofía, la moral burguesa y el arte de la burguesía, así como las instituciones con ella congruentes; y aquí figuran también el Estado y el Derecho burgués, con sus fuerzas represivas, tribunales, cárceles, ejércitos, servicios de inteligencia y democracia burguesa que en nuestros días degenera cada vez más en fascismo; de ella forman parte igualmente los partidos políticos burgueses y otras organizaciones sociales de la clase dominante, junto con la prensa burguesa, la radio, el cine, el teatro y la iglesia.
Todas las instituciones y organizaciones, imponen la ideología burguesa a la sociedad, también a los trabajadores, defienden el régimen burgués, la propiedad y la dominación de los capitalistas, a la par que en manos de éstos sirven de instrumento para ejercer la violencia, para aplastar y oprimir a las masas trabajadoras.

DOMINACIÓN IDEOLÓGICA Y DOMINACIÓN COACTIVA.
La imposición de la clase dominante tiene dos aspectos:
1) Ideológico, la infiltración por todos los medios a su alcance de sus concepciones políticas y de todo orden al resto de la sociedad, del convencimiento de que esas concepciones son las mejores, las únicas justas y universalmente válidas;
2) otro aspecto directamente coactivo de imposición de aquellas por la fuerza a través del poder estatal y demás instituciones y organizaciones, a fin de defender sus propios intereses, de conservar su régimen de dominación.
Ambos aspectos se complementan: el Estado, las instituciones en general le aseguran a la clase dominante el prestigio ideológico sin el cual ninguna clase puede conservar por mucho tiempo su dominio.
Cuando la situación de crisis, de malestar económico y espiritual de las otras clases va minando en ellas la convicción de que las ideas propugnadas por la clase dominante son las mejores, es señal de que el régimen sostenido por esa clase toca a su fin; es el momento en que la imposición se ejerce sólo por la coacción, la represión, la violencia: el caso, como se apuntó antes, del régimen burgués que tiende a degenerar en fascismo.

IDEOLOGÍA SOCIALISTA, INSTRUMENTO DE LIBERACIÓN.
La ideología socialista se convierte así en el factor esencial para un cambio, para una transformación radical del sistema capitalista imperante.
“En contraposición a la ideología burguesa, la clase obrera crea por medio de sus propios ideólogos su ideología socialista, que expresa su situación de clase, sus intereses y objetivos; crea su propio Partido, el partido revolucionario marxista, así como otras organizaciones, con el fin de luchar contra el capitalismo, contra la base capitalista y la superestructura que le corresponde”.
La ideología socialista, marxista, viene a ser la formulación científica de la necesidad del cambio arriba aludido, del carácter de la transformación que debe sufrir el sistema capitalista, por obra del proletariado, la única clase que puede realizarlo. Socialismo científico se le llama porque está basado en el análisis científico de la realidad, en las leyes objetivas de desarrollo de ésta; de allí que se convierta en el único instrumento capaz de penetrar verdaderamente la naturaleza y condiciones del cambio, por tanto de dirigir la lucha de las clases revolucionarias en el sentido justo. “Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario”.

IDEOLOGÍA Y CONCIENCIA DE CLASE
Según Marx, la intervención de la ideología puede, en determinadas circunstancias, asumir hasta mayor importancia que los intereses económicos de las clases.
En el Manifiesto del Partido Comunista (1848) expresan Marx y Engels que la clase social está constituida de una manera definitiva, solamente, cuando además de desempeñar un mismo papel en la producción y de tener intereses económicos comunes, interviene la solidaridad de clase, cuyo funcionamiento supone la toma de conciencia de clase, la cual no puede obtenerse a su vez sino por la ideología de clase.
La burguesía, que en el surgimiento de la sociedad capitalista desempeñó un papel revolucionario, se ha destacado en el dominio de la ideología y esto ha despertó precozmente su conciencia de clase burguesa.
El proletariado, que comprende muy vastas masas y se encuentra en una situación de oprimido, aun psicológicamente, sólo adquiere conciencia de sí mismo por etapas. Solamente la ideología socialista lo ayuda a constituirse definitivamente en clase.
La ideología socialista no surge naturalmente de la lucha de clases por aguda que ésta sea.
Esta lucha apenas si crea en el obrero un primer agrado de conciencia espontánea –muy ajena todavía a una ideología de clase-, que por sí misma apenas si lo conduce a un tipo de lucha reformista y no revolucionaria, o sea que lo condena a permanecer en la fase puramente económica de la lucha de clases.
La lucha económica no constituye la forma fundamental y decisiva de la lucha del proletariado.
La experiencia histórica demuestra que la clase obrera sólo puede lograr un mejoramiento radical de su situación económica, destruyendo el sistema capitalista de economía, y para ello tiene que librar una lucha política dirigida a la conquista del Poder político y su consolidación; “la lucha política expresa los intereses vitales del proletariado y es por tanto la forma superior de la lucha de clases”.
Pero estas conquistas políticas no pueden lograrse sin la consiguiente lucha ideológica, sin que la clase obrera adquiera la ideología socialista de clase, que le sirve de guía revolucionaria, para la transformación social que debe llevar a cabo.
La lucha ideológica es la palanca que transforma la lucha económica en lucha política.
Para que el proletariado sea capaz de derrocar al capitalismo, no sólo debe constituirse como clase, sino que además debe tener conciencia de sus intereses de clase cardinales.
Debe transformarse, según expresión de Marx y Engels, de clase en sí, en clase para sí, y ello sólo puede lograrse mediante la fusión de la teoría del Socialismo Científico en el movimiento obrero.
En todas las formaciones sociales más o menos complejas y sobre todo en la formación capitalista los hombres cuando entran en relación unos con otros, no tienen conciencia de cuáles son las relaciones sociales que se establecen entre ellos, de las leyes que presiden el desarrollo de esas relaciones. Le toca al Partido Comunista, como Partido del proletariado, hacer conscientes esas relaciones, transformar aquella conciencia incipiente en conciencia revolucionaria.
O sea que para que la lucha espontánea de clases se transforme en una lucha consciente, es condición indispensable que el Partido marxista infunda la ideología socialista al movimiento obrero, que el proletariado adquiera una clara conciencia de su misión histórica.

¿QUÉ SE QUIERE SIGNIFICAR POR FORMACIÓN IDEOLÓGICA?
Se quiere significar fundamentalmente:
v Una lucha en nuestra mente entre la ideología del proletariado y otras ideologías;
v Una lucha en nuestra mente entre la perspectiva comunista de la vida y el mundo, de una parte, y todos los otros conceptos de la vida y del mundo, de otra parte; y,
v Una lucha entre dos conceptos: los intereses y fines personales de los miembros del Partido y los intereses y fines del Partido y del pueblo. Es una lucha de ideas en conflicto que refleja las demandas económicas y políticas de las diferentes clases en una sociedad determinada.
El resultado de esta lucha en cuanto atañe a la ideología de los miembros del Partido debería ser:
Ø La derrota de todas las demás ideologías por la ideología proletaria;
Ø La derrota de todos los otros conceptos de la vida y del mundo, sustituyéndolos por el concepto comunista sobre la vida y sobre el mundo; y,
Ø El vencimiento de la idea de los intereses y fines personales de los miembros del Partido, por la idea de los intereses y fines comunes del Partido, de la Revolución y de la Liberación del proletariado y de la humanidad.
Si fuera otro el resultado, ello significaría la derrota de todo lo último por todo lo anterior, y el militante se atrasaría y hasta llegaría a perder lo que lo califica para pertenecer al Partido.
En el curso de todas las luchas ideológicas, políticas y económicas tanto dentro como fuera del Partido es donde los comunistas tiemplan sus ideas y llegan a comprender las realidades de la Revolución.
Al mismo tiempo, se necesita resumir y absorber la experiencia obtenida de la práctica revolucionaria y examinar las propias ideas para ver si están de acuerdo con el marxismo-leninismo y con los intereses de la lucha por la liberación del proletariado.
Eliminar en el curso de semejante estudio, reflexión y autoexamen, todas las ideas incorrectas y combatir las ideas que sean contrarias a los fundamentos del comunismo y a los intereses de la clase obrera y del pueblo trabajador.
Esto es lo que se quiere significar por “formación ideológica”.
Y, es también una forma del proceso de temple ideológico.
Todos los actos del hombre son dirigidos por su ideología. Además, todo individuo tiene su concepto del mundo, como guía general de sus ideas y acciones. Por consiguiente, al llevar a cabo su formación ideológica, los comunistas, deben ante todo definir claramente su concepto de vida, su concepto del mundo, porque todas las ideas y actividades de los comunistas están inspiradas en su concepto de la vida y del mundo.
Y ¿cuál es ese concepto de la vida y del mundo?
El concepto de la vida y del mundo de los comunistas debe responder al sistema de ideología del proletariado.
Son los conceptos del marxismo-leninismo sobre la vida y el mundo, y ellas forman también la base de la metodología marxista.
3. ¿EN QUÉ CONSISTE EL MARXISMO-LENINISMO?
v El marxismo-leninismo es una ciencia
¿Qué es una ciencia? La ciencia, en general, es la suma, el conjunto de los conocimientos sobre la naturaleza, la sociedad, el pensamiento, acumulados en el curso de la vida histórico-social de la humanidad.
Dice Lenin que el objetivo de la ciencia es darnos un cuadro exacto del mundo.
La ciencia busca poner al descubierto las leyes que rigen los fenómenos que son objeto de estudio. Tiene por objeto explicarlos en forma verídica, exacta.
v El marxismo-leninismo como ciencia pone al descubierto las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad, que rigen el desarrollo del capitalismo, las leyes que rigen la emancipación del proletariado, la revolución y la construcción del socialismo.
· El marxismo-leninismo es la ciencia de la revolución proletaria.
· Es la teoría del movimiento de emancipación del proletariado.
· La teoría y táctica de la revolución socialista y de la dictadura del proletariado.
· La teoría de la construcción del comunismo.
El marxismo-leninismo, como cuerpo de doctrina, explica y expresa científicamente lo que debe ser la ideología del proletariado interesado en librarse de la opresión y en liberar a las otras clases oprimidas y explotadas; descubre las leyes, causas y condiciones que han dado origen a las sociedades divididas en clases antagónicas, la naturaleza de la sociedad capitalista moderna en que el productor asalariado y explotado se encuentra desposeído de los instrumentos de trabajo y el capitalista dominante se encuentra monopolizando los instrumentos de producción, lo que le permite apoderarse de la mayor parte de la riqueza engendrada en el proceso de producción por el obrero.
El marxismo-leninismo nos explica la naturaleza del imperialismo y las condiciones en que opera el capital financiero por expoliar a los países más débiles, poco desarrollados, por medio de la exportación de capitales.
El marxismo-leninismo nos enseña a considerar todo fenómeno social en relación con las condiciones en que ha surgido.
Todo depende de las condiciones, del lugar y del tiempo.
Todo el espíritu del marxismo, todo este sistema, exige que cada situación se considere:
1.-Desde el punto de vista histórico;
2.-Solamente en relación con otras;
3.-Solamente en relación con las condiciones materiales que le han dado lugar.
Sólo abordando los fenómenos sociales de un modo concreto, de un modo histórico, es posible comprender los nexos internos necesarios, las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad.
a). Los nexos entre los fenómenos son multiformes.
Hay nexos externos, aislados, fortuitos, y hay nexos internos, generales y necesarios, constantes, reiterados, esenciales.
Las leyes de la naturaleza y las leyes del desarrollo de la sociedad descubiertas por la ciencia expresan los nexos internos, necesarios, generales, reiterados y relativamente constantes y las relaciones de interdependencia entre los fenómenos, nexos y relaciones que brotan de la esencia misma, de la naturaleza de los fenómenos y procesos de que se trata.
b). La historia demuestra que la aparición y el desarrollo de los procesos sociales no están determinados por los nexos casuales, externos, entre estos fenómenos, sino por sus nexos internos y necesarios.
Los movimientos de liberación nacional, las revoluciones sociales, la lucha de clases, las guerras, los cambios de unas formaciones sociales por otras, no son en modo alguno fenómenos casuales, sino fenómenos rigurosamente regidos por leyes, y que responden al desarrollo de las condiciones de la vida material de la sociedad.
c). Las leyes del desarrollo social al igual que las leyes de la naturaleza, expresan los nexos reales, objetivos, entre los fenómenos, nexos que existen independientemente de la voluntad y la conciencia de los hombres.
d). Las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad, tienen una existencia real, objetiva, independiente de la voluntad y la conciencia, y determinan la conciencia y la voluntad, así como también la vida social y la acción de los hombres.
Los hombres no pueden abolir, destruir, ni transformar las leyes de la naturaleza, ni tampoco las leyes del desarrollo de la sociedad.
“Los hombres pueden descubrir estas leyes, llegar a conocerlas, estudiarlas, tomarlas en consideración al actuar y aprovecharlas en interés de la sociedad pero no pueden modificarlas ni abolirlas. Y aún menos pueden formar o crear nuevas leyes de la ciencia.”
Ya se trate de la sociedad capitalista, cuyo desarrollo económico discurre de un modo espontáneo, o de la sociedad socialista que se desarrolla con arreglo a un plan, el desarrollo se opera en ambos casos bajo la acción de las leyes objetivas, independientes de la voluntad y la conciencia de los hombres.
e). El conocimiento de las leyes objetivas permite prever los rumbos de desarrollo y actuar fructíferamente con éxito, en interés de la sociedad.
Negar las leyes objetivas del desarrollo de la sociedad es caer en el idealismo y equivale a renunciar a la ciencia social.
Negar las leyes objetivas de los fenómenos sociales equivale asimismo a renunciar a la posibilidad de prever el curso de los acontecimientos, a negar la posibilidad de influir en la marcha de éstos sobre la base de la previsión científica, a negar la posibilidad de gobernar el curso de los acontecimientos mediante el dominio de las leyes de la ciencia.
f). Las leyes del desarrollo de la sociedad, al igual que las leyes de la naturaleza, expresan una relativa constancia en las relaciones entre los fenómenos, aquello que se repite con una cierta regularidad, con una necesaria consecuencia, en presencia de las condiciones objetivas dadas.
La existencia de determinadas causas, engendra inevitablemente determinados efectos.
La reiteración, como uno de los rasgos más importantes de la acción de toda ley, incluyendo las leyes histórico-sociales, no se da solamente en la naturaleza, sino también en la vida social.
5.-¿CÓMO ANALIZA UN MARXISTA?
ü Un marxista toma en cuenta, las condiciones objetivas y la correlación de clase en cada etapa del desarrollo de la lucha de clases y las condiciones reales de la vida material, como las fuerzas determinantes del desarrollo de la sociedad;
ü Un marxista no habla, por ejemplo, de la necesidad de un determinado proceso histórico;
ü Un marxista registra con exactitud una determinada formación económico-social y las relaciones antagónicas engendradas por ella;
ü Un marxista, al mostrar la necesidad de una serie de hechos, no toma el punto de vista de la apología de esos hechos, un marxista descubre las contradicciones de clase y determina con ello su propio punto de vista;
ü Un marxista no habla de las tendencias históricas inevitables; un marxista habla de la clase que “domina” el orden económico de que se trata, creando las formas de resistencia de las otras clases;
ü Un marxista es consecuente en el análisis, no limitándose a señalar la necesidad de un proceso, sino explicando qué formación económico-social concreta da contenido a ese proceso y qué clase concreta determina esa necesidad;
ü Un marxista tiene siempre una actitud de Partido, que lo obliga a situarse en cualquier enjuiciamiento de los acontecimientos, abierta y directamente en el punto de vista de un determinado grupo social, del proletariado.

Hay dos grupos de marxistas. Los dos actúan bajo la bandera del marxismo y se creen marxistas “auténticos”. Y sin embargo están lejos de ser idénticos. Es más: los separa un abismo, porque sus métodos de trabajo son diametralmente opuestos.
Ø El primero de los dos grupos se limita, habitualmente, a reconocer en lo externo al marxismo y a proclamarlo solemnemente.
1. No sabiendo o no queriendo penetrar en la esencia del marxismo, no sabiendo o no queriendo encarnarlo en hechos, transforma las tesis vivas y revolucionarias del marxismo, en fórmulas muertas y huecas.
2. Basa sus actividades, no en la experiencia, no en las enseñanzas del trabajo práctico sino en citas de Marx.
3. Las indicaciones y las directivas las deduce, no del análisis de la realidad viva, sino de analogías y paralelos históricos.
Divergencia entre las palabras y los hechos
Tal es la enfermedad principal que padece dicho grupo.
Estos “marxistas”:
-Concentran toda su atención en el estudio de teorías vacías, divorciadas de la realidad.
-No prestan atención alguna al estudio de las condiciones objetivas y, con frecuencia, guiados por el entusiasmo, confunden sus sentimientos personales con la norma.
-Son subjetivistas y hacen caso omiso de la existencia de las cosas objetivas.
-No les interesa buscar la verdad partiendo de los hechos; sólo quieren impresionar a la gente con fuegos de artificios.
-Son llamativos pero carecen de sustancia.
-Son quebradizos y no tienen solidez.
-Son engreídos y no ceden ante nadie.
Adoptar este estilo en la conducta personal significa buscarse la propia destrucción; adoptarla en la educación de los otros significa buscar la ruina de éstos, y adoptarla en la dirección de la revolución significa buscar la ruina de la revolución.
Esta metodología subjetivista, anti-científica, contraria al marxismo-leninismo, es enemiga del Partido, de la clase obrera, del pueblo y de la nación y es una manifestación de impureza del espíritu de Partido.
La falta de la actitud científica-marxista, de fusión de la teoría con la práctica, significa una falta de espíritu de Partido o una deficiencia del mismo.
Ø El segundo grupo por el contrario, traslada el centro de gravedad del problema, de este reconocimiento externo del marxismo a su aplicación, a su realización.
1. -Determinar de acuerdo con la situación los caminos y los medios para realizar el marxismo, modificar estos caminos y estos medios cuando la situación cambia: esto es lo que merece principalmente la atención de este grupo.
2. -No es de las analogías y de los paralelos históricos de donde este grupo deduce las directivas e indicaciones, sino del estudio de las condiciones circundantes.
3. -Sus actividades no descansan sobre citas y sentencias, sino sobre la experiencia práctica, comprobando cada uno de sus pasos por medio de la experiencia, aprendiendo de sus propios errores.
Esto es lo que precisamente explica que en las actividades de este grupo la acción no diverja de las palabras y que la doctrina de Marx conserve enteramente su fuerza revolucionaria viva.
A este grupo se aplican plenamente las palabras de Marx, según las cuales los marxistas no pueden contentarse con interpretar el mundo, sino que deben ir más lejos, a fin de transformarlo.

La actitud marxista-leninista
De acuerdo con ella se aplica la teoría y el método del marxismo-leninismo para el estudio sistemático y amplio de las circunstancias.
En lugar de basarse en el puro entusiasmo hay que combinar, el impulso revolucionario con el espíritu práctico.
En la actitud de “buscar la verdad a partir de los hechos”.
Los “hechos” son todas las cosas que existen objetivamente, la “verdad” consiste en la relación interna de las cosas, es decir, sus leyes; y, buscar, significa estudiar.
A partir de la situación real que existe dentro y fuera del país, del Estado, del Distrito o del municipio, hay que buscar las leyes intrínsecas de dicha situación, y no leyes puramente imaginarias.
O sea, que hay que encontrar las relaciones internas de los acontecimientos que se desarrollan alrededor y utilizarlas como guía para la acción.
A fin de hacer tal cosa hay que basarse no en la imaginación subjetiva, ni en el impulso del momento, ni en libros inertes, sino que es preciso extraer conclusiones correctas, a partir de los datos, bajo la guía de los principios generales del marxismo-leninismo.
Las conclusiones no tienen que ser un ordenamiento superficial de fenómenos dispuestos según A, B, C, D, etc., ni una retórica trillada llena de frases pomposas, sino que deben ser conclusiones científicas.
Esta es la actitud que va en busca de la verdad a partir de los hechos, y no la que trata de impresionar a la gente por medio de fuegos de artificio.
Es una manifestación del espíritu del Partido; es el estilo de trabajo marxista-leninista, que une la teoría con la práctica.
Es lo menos que se le puede exigir a un comunista.

7.-LA RELACIÓN ENTRE EL ESTUDIO DE LA TEORÍA MARXISTA-LENINISTA Y LA CONCIENCIA DE CLASE DE LOS MIEMBROS DEL PARTIDO
El marxismo-leninismo, es la ciencia de la revolución proletaria.
Únicamente puede ser comprendida y dominada cabalmente por aquellos que se sitúan por completo en el punto de vista proletario y adoptan como suyos los ideales del proletariado.
A nadie le es posible entender y dominar totalmente la ciencia marxista del proletariado, exclusivamente por medio del intelecto y del arduo estudio, si carece del punto de vista y de los puros ideales del proletariado.
Esto es también una verdad evidente. Por tanto, al estudiar hoy, la teoría y el método del marxismo-leninismo, es necesario que el estudio avance simultáneamente con el proceso de temple y formación ideológica, porque sin la teoría y el método del marxismo-leninismo, no se tendría guía de los pensamientos y actos, y también el avance ideológico se haría imposible.
Una cosa y otra se hallan estrechamente vinculadas entre sí y son inseparables.
Es frecuente que alguno de los mejores miembros del Partido entre los de origen obrero, que se encuentran menos avanzados en el conocimiento de la teoría del marxismo-leninismo, si se les compara con aquellos que han hecho un estudio especial de esta teoría, demostrarían ser los menos adelantados si se les pidiera que recitaran fórmulas marxistas-leninistas o citas de las obras marxistas-leninistas.
Pero cuando se trata de estudiar la teoría del marxismo-leninismo, con frecuencia su interés es más vivo y su comprensión más profunda que la de aquellos miembros del Partido que son de origen estudiantil, siempre que aquella teoría se les explique en palabras que ellos comprendan.
Especialmente al observar y afrontar diversos problemas prácticos, a menudo demuestran ser más capaces, más acertados y asimilar mejor que los demás, los principios del marxismo-leninismo.
¿Por qué sucede esto? Porque estos camaradas tienen el punto de vista y los ideales firmes y puramente proletarios, comunistas, adoptan una actitud objetiva hacia las cosas y no llevan en la mente ideas preconcebidas de ninguna índole, ni preocupaciones por problemas personales.
Por lo tanto pueden percibir inmediatamente la verdad de las cosas, y defenderla valerosamente sin ninguna vacilación ni dificultad.
Los miembros del Partido cuyo punto de vista de clase no es muy definido y firme, y cuya ideología no es correcta y pura, que conservan restos de diversos tipos de ideología, hábitos y prejuicios de otras clases y de la vieja sociedad, que todavía tienen intereses personales, fines particulares, serán incapaces de entender el marxismo-leninismo, de penetrar hondamente en su verdadera naturaleza, de absorber su esencia que tiene un definido carácter de clase, y de hacer de esta esencia un arma que le sea propia, porque esa arma no tiene nada en común con su anterior ideología de clase.
Asimismo, cuando tenga que vérselas con diversos problemas prácticos en el curso de la revolución proletaria, a menudo, la solución de estos problemas, de acuerdo con el marxismo-leninismo será incompatible con sus hábitos y prejuicios y se hallará en conflicto con sus intereses personales.
En tales circunstancias se mostrarán mezquinos de mentalidad, irresolutos, vacilantes y mudables.
Serán incapaces de tratar los problemas con capacidad, con acierto, y de modo objetivo; de percibir la verdad sin dificultades o de mantenerla con valor. Llegarán hasta ocultar o deformar la verdad, consciente o inconscientemente.
Así, puede decirse que: si un miembro del Partido Comunista carece del punto de vista y la ideología definidos, firmes, correctos y puros del proletariado, le será imposible comprender y dominar completamente la teoría y el método del marxismo-leninismo y hacer de ellos un arma para su propia lucha revolucionaria.
Por consiguiente, lo primerísimo en la formación de los miembros del Partido debe ser la formación ideológica, que es la base de toda otra formación.

“Estudiamos con el único objeto de poner en práctica lo que hayamos aprendido. Para el Partido y para la victoria de la Revolución, es para lo que estudiamos”
Liu-Shao-Shi.

El leninismo nos enseña, y la experiencia lo confirma cotidianamente, que el militante comunista que tiene conciencia de la responsabilidad que se desprende de la adhesión al Partido, y que sabe orientarse exactamente en cada situación, no puede formarse sólo en la actividad práctica y en la actividad política de masas.
Para que asuma plenamente su función de dirigente de masas, es necesario que la actividad práctica vaya unida a un estudio continuo y atento de la situación política interna e internacional, y de la ideología marxista-leninista.
Solamente así se podrá examinar y resolver no sólo los problemas inmediatos que se planteen en la fábrica, en la oficina o en el campo, sino incluso aquellos más complejos que atañen a toda la sociedad.
Las tareas políticas que se plantean hoy al Partido y cada una de sus organizaciones, hacen que el problema de la formación política e ideológica de cada militante sea uno de los problemas fundamentales de nuestra acción.
La posibilidad de movilización del Partido y de las masas, la agilidad con que nuestro Partido reaccione ante los acontecimientos y tome posición, depende de la capacidad de cada militante de desarrollarse política e ideológicamente y de comprender, y por lo tanto realizar su función dirigente entre las masas.
El estudio necesario para esa formación deberá desenvolverse en estrecha relación con los problemas planteados por la vida.
No es casual que ya en 1920, en el III Congreso de la Juventud Comunista de Rusia, Lenin incitara a los jóvenes a actuar de modo “que el comunismo no sea para nosotros, exclusivamente algo aprendido de memoria, sino que sea algo profundamente meditado por nosotros mismos. Bien poco de positivo podría esperarse –proseguía Lenin-, de un comunista que hubiese llegado a proveerse de un comunismo rígido, bellamente confeccionado, sin haber realizado primero un gran, serio y difícil trabajo preparatorio, sin haber trabajado sobre los hechos que reclaman ser valorados críticamente.”
En sus Resoluciones, Congresos y prensa, nuestro Partido siempre ha llamado a nuestros camaradas a estudiar más.
Para tener una noción exacta de la lucha de clases, hay que tener una completa y precisa noción de nuestra ideología y de nuestra teoría.
El estudio es indispensable para superar tal deficiencia, para hacer cada vez, de cada inscrito, un militante activo y consciente, para llevar nuestra influencia más allá de los límites del Partido, a las grandes masas sin Partido y a los inscritos en otros Partidos; a las organizaciones adversarias.
El Partido es la vanguardia de la clase obrera, la fuerza que dirige y organiza el movimiento de las masas en lucha contra la explotación capitalista.
De igual modo, cada militante comunista debe plantearse la tarea de transformarse en una fuerza dirigente entre los compañeros de trabajo, entre los amigos y conocidos, en el ámbito de la propia familia.
Cada comunista debe tender a ser el centro de un grupo de simpatizantes; para ello es a veces necesario un largo y paciente trabajo personal para demoler las mentiras y calumnias del adversario, para clarificar a todas y todos los trabajadores cuáles son sus verdaderos intereses, para dar a conocer qué es y cómo trabaja nuestro Partido, qué es la Liberación Nacional, qué es la Revolución Socialista.
Allí donde el Partido sea fuerte, cada camarada debe sentir que no es nunca bastante fuerte; donde el Partido sea débil y las masas sufran la influencia adversaria, cada camarada debe trabajar para modificar esa situación.
Algunos dicen: “Pero es el Partido quien debe pensarlo”, y no comprenden que son una parte del Partido, y que también tienen el deber de “pensarlo”, es decir, de “transformarse en su pequeño ámbito, en elementos de vanguardia”.
Para hacer esto, el estudio es indispensable.
Es indispensable:
1). Leer atentamente la prensa del Partido;
2). Estudiar las Resoluciones de los organismos de Dirección;
3). Los discursos parlamentarios de los diputados comunistas;
4). Conocer los textos clásicos de marxismo, etc.
¡Cuántas veces sucede que al final de un mitin escuchado con atención, un camarada no es capaz de exponer lo que ha escuchado!
Y, ¿Cuántas veces oyendo discutir a nuestros adversarios, en el autobús, en el restaurante o en el café, nuestros camaradas no intervienen, temerosos de no lograr demoler las mentiras y los prejuicios adversarios?
Existen camaradas que ni han leído los Estatutos de nuestro Partido.
Esta es una laguna que debe ser colmada inmediatamente.
Mediante el estudio de los Estatutos, los camaradas aprenderán a conocer mejor la estructura de nuestro Partido, los deberes y derechos del militante, el funcionamiento de los organismos dirigentes y de base.
Mediante el estudio de los Estatutos, los militantes comprenderán que el reforzamiento político e ideológico no es “algo de más” sino uno de los deberes revolucionarios de los miembros del Partido.
En todos nuestros camaradas existe una gran confianza en el Socialismo, pero la sola confianza no basta y es necesario esforzarse por adquirir los argumentos que consoliden esa confianza y capacitarnos para trasmitirla a otros.
Estos argumentos se conquistan esencialmente de dos modos simultáneos:
1). Participando activamente en la vida del Partido al calor de la lucha de clases;
2). Estudiando para mejorar nuestros conocimientos de la ideología marxista-leninista.
ESTUDIO Y VIDA DEL PARTIDO
El estudio y la actividad del Partido son dos cosas íntimamente ligadas.
Hay camaradas que dedican al Partido gran parte de su tiempo y que declaran no encontrar el tiempo para estudiar.
A estos camaradas hay que responderles con el ejemplo de nuestros dirigentes que aún dedicando sus vidas enteramente al Partido, sin embargo han estudiado siempre.
¿Cómo conseguir el tiempo? Se preguntan muchos.
Ciertamente, no se puede dar una respuesta igual para todos, pero si cada uno examina su propia jornada, su propia semana, se puede tener la certeza de que alguna hora libre saldrá fuera.
Pocas, posiblemente al principio, pero luego cada vez más a medida que el estudio apasiona y nos lleva a dejar a un lado tantas otras exigencias que hoy nos parecen absolutamente necesarias.
Y cuando se haya adquirido el hábito de estudiar, hasta el propio trabajo político parecerá más fácil, se comprenderán mejor las situaciones en que nos movemos, se resolverán con mayor rapidez y seguridad las cuestiones que día a día hay que afrontar.
Tenemos también el caso inverso, de camaradas que, aunque sin perder la confianza en el Partido, se han distanciado de la actividad de éste y no llegan a interesarse por la vida de la Célula, del Comité Local, de los organismos de masas.
Muchos camaradas se mantienen alejados de las reuniones porque éstas no les interesan o porque al participar no saben qué decir.
Mediante el estudio, los camaradas aprenderán a comprender cuán vivos y urgentes son los argumentos tratados en las reuniones de base.
Una discusión de Célula puede interesar profundamente a todos, desde el intelectual especializado hasta el campesino que vive aislado en la montaña; pero, evidentemente, es necesario comprender la importancia de lo que se discute y para ello, el estudio es un elemento indispensable.
ESTUDIO Y LUCHA POLÍTICA
Las fuerzas reaccionarias intentan por todos los medios debilitar el prestigio y la influencia de nuestro Partido.
La perspectiva de una lucha dura está clara para todos, y en tal situación se impone un mayor espíritu de sacrificio y de abnegación en cada militante, la elevación del nivel ideológico y un mayor conocimiento de la línea política del Partido.
El adversario dispone de grandes medios en el campo del estudio.
Pero esa gran superioridad de medios que el enemigo de clase goza en el campo de la educación no debe desalentar a nuestros militantes sino que por el contrario, cada comunista debe prepararse para las luchas que esperan al Partido y a la clase obrera, incluso en el terreno del estudio.
Cada comunista debe leer, estudiar, meditar sobre el patrimonio de doctrina y experiencia colectiva.
Mediante el estudio, cada comunista debe darse cuenta de que el marxismo-leninismo no es solamente un arma no superada para la lucha del proletariado, sino que también es la más completa y perfecta concepción del mundo que haya elaborado el conocimiento humano.
Un eslabón fundamental para la modificación del estilo de trabajo, es el desarrollo de planes para el estudio y la investigación.
El Partido debe acometer la tarea de realizar un estudio sistemático y amplio de todos los aspectos de nuestra situación.
Realizar una detallada investigación y estudio, de acuerdo con la teoría y el método del marxismo-leninismo, respecto a las actividades económicas, financieras, políticas, militares, culturales y partidarias de nuestro enemigo, de nuestros amigos, y de nosotros mismos, y luego extraer de allí las conclusiones adecuadas e inevitables.
Con tal fin hay que dirigir la atención hacia la investigación y el estudio de esos problemas prácticos.
La tarea fundamental de los cuerpos dirigentes del Partido reside en dos cosas importantes:
1) El conocimiento de la situación.
2) La comprensión de la política.
Lo primero es lo que llamamos conocer el mundo; lo segundo, cambiar el mundo.
Hay que entender que nadie tiene derecho a hablar sobre un tema si no lo ha investigado, y que de nada sirve la grandilocuencia, el parloteo hueco ni el ordenamiento superficial de fenómenos, por ejemplo, en el trabajo de agitación, sólo será posible encarar bien un aspecto cualquiera del mismo, si se ha estudiado bien la situación concreta.
LAS ESCUELAS DEL PARTIDO Y EL ESTUDIO INDIVIDUAL
El Partido se preocupa por organizar Escuelas para elevar el nivel ideológico y político de sus cuadros y de sus militantes.
Sin embargo es evidente que estas Escuelas, así como no pueden sustituir la gran experiencia práctica de la lucha política que adelantan los militantes del Partido, tampoco pueden por varias razones ponerse en contacto con todos los militantes del Partido.
Para ello serían necesarias centenares de Escuelas y esto, naturalmente no es posible todavía; y además, ¿cómo poner a la Escuela en contacto con los cientos y cientos de camaradas que viven aislados? ¿Qué horario adoptar para hacer posible la presencia de todos aquellos trabajadores que no tienen una jornada determinada de trabajo? Por otra parte, cuando se ha frecuentado una Escuela, ¿no es acaso necesario continuar estudiando por cuenta propia?
El papel de los Cursos y de las Escuelas del Partido es extraordinario en esta tarea de elevar el dominio por parte de los cuadros del Partido de las tesis fundamentales del marxismo-leninismo.
Pero ni los Cursos, ni la Escuela pueden eliminar el estudio individual.
El estudio individual es el principal método de estudio del marxismo-leninismo.
Los Cursos y la Escuela del Partido, tienen justamente, como objetivo, crear un ambiente que estimule ese estudio individual, divulgar conocimientos que se profundizan por medio del estudio individual, ayudar a tener método, disciplina y crear hábitos para el estudio individual.
Queda pues, fuera de toda duda, que quien estudia sólo puede obtener grandes resultados.
Muchos de los camaradas dirigentes no han tenido nunca la ocasión de frecuentar una Escuela; su escuela ha sido la cárcel, su tenaz voluntad para aprender más y servir mejor a la causa del proletariado.
ESTUDIAR NO ES DIFÍCIL
Muchos piensan que estudiar es una cosa difícil.
Esto es uno de los motivos por los cuales se dejan impresionar, incluso por los textos más fáciles.
No leen ciertos materiales porque han encontrado palabras que no han comprendido.
Ciertamente, comenzar a estudiar no es fácil. Cuando no se tiene el hábito, incluso hasta tomar el libro en mano, produce cierta impresión; se piensa que los libros y especialmente los libros de estudio, pueden ser comprendidos únicamente por quienes han hecho largos años de escuela.
Pero también en el estudio, como en muchas otras cosas, todo está en comenzar.
Puede ser que el primer día nos queden muchas dudas, pero al segundo se comprenderá mejor lo que se ha estudiado, y así sucesivamente.
Para estudiar lo fundamental es haber comprendido la necesidad de estudiar, de donde surge la voluntad que permite no desconsolarse ante la primera dificultad.
Es pues, necesario leer y releer varias veces cada trozo del texto y no avanzar sino se tiene la certeza de haber comprendido y de estar en capacidad de poder exponer el contenido de lo que ha estudiado.
Claro que, la primera vez, posiblemente sea necesario emplear una hora para estudiar una página; puede incluso suceder que uno se atasque en una expresión o en un período particularmente difícil; en tal caso, es necesario tratar de comprender bien el significado de cada palabra, de la frase misma; tratar de relacionarlas entre sí y con los períodos que anteceden y los que le siguen.
Si el pasaje resulta aún poco claro o incomprensible, conviene releer toda la página para procurar al menos, asimilar el sentido general.
Si hay un camarada más preparado, es necesario preguntarle sin temor al ridículo.
En fin, estudiar requiere, ciertamente, mucha atención, pero no es una cosa extremadamente difícil.
La perseverancia, la paciencia, el hábito, a no tener demasiada prisa para andar adelante, son las cualidades indispensables para afrontar el estudio, y se trata de cualidades que cada uno puede fácilmente adquirir cuando ya ha comprendido la necesidad de estudiar.
Para emprender el estudio, es necesario proveerse de algunos instrumentos de trabajo, que son muy útiles en muchas circunstancias y no deberían faltar en ninguna casa.
Un primer instrumento de trabajo es el diccionario o vocabulario; un librote donde todas las palabras han sido dispuestas en orden alfabético según las letras con que comienzan.
¿Para qué sirve un diccionario? Para conseguir la explicación de todas las palabras que no se comprendan o que se comprendan de modo vago.
Del diccionario, necesitan todos, hasta los profesores, porque las palabras de la lengua son algunas decenas de millares, y no existe nadie que pueda conocerlas todas con plena certeza.
No se debe prescindir del diccionario, incluso cuando se tenga buena cultura.
Tomemos por ejemplo el Manifiesto del Partido Comunista. Ya en el comienzo del primer capítulo encontramos palabras de las que no todos conocemos su exacta significación, tales como “faz”, ”patricios” y “plebeyos”.
El diccionario es pues el primer instrumento de trabajo que debe poseerse para el estudio individual.
Claro está que, en lo fundamental, los diccionarios comerciales, el Larousse, el de la Real Academia de la Lengua Española, u otro cualquiera de esos diccionarios corrientes, no dejan de ser diccionarios que reflejan la ideología burguesa e intentan llevarla a las amplias masas, diccionarios que dan, en la mayoría de los casos definiciones burguesas; pero por ser los únicos que por ahora se tienen a mano hay que aprender a servirse de ellos.

INSTRUMENTO DE TRABAJO: LA ENCICLOPEDIA
Si el diccionario es indispensable para el estudio, incluso de textos fáciles, la enciclopedia constituye un medio que facilita la lectura de folletos y libros.
A diferencia del diccionario, que se limita a explicar el significado de las palabras, la enciclopedia nos informa sobre determinadas personas o sobre determinados acontecimientos.
Un libro muy útil para quien estudia los textos del marxismo-leninismo es por ejemplo: “La Pequeña Enciclopedia del Socialismo y del Comunismo”, de Giulio Trevisianni.
Esta pequeña enciclopedia es un instrumento utilísimo para el autodidacta. Allí además de los nombres, y vida de los dirigentes del movimiento obrero internacional, figuran datos sobre la historia del movimiento obrero; resúmenes de las principales obras de Marx, Engels y Lenin; el significado de ciertas palabras de uso frecuente en nuestro lenguaje y que no siempre están del todo claras para muchos de los camaradas, tales como “proletariado”, “extremismo”, “oportunismo”, etc., y muchas otras cosas de gran utilidad para la formación ideológica del militante.
Actualmente, se encuentran también diccionarios y enciclopedias en Internet y en formato digital para descargar en las computadoras, que son muy útiles y prácticos, a pesar de su claro contenido de clase.

INSTRUMENTO DE TRABAJO: LA PRENSA DEL PARTIDO
El Partido pone a disposición de sus militantes un poderoso instrumento de trabajo y de estudio que no obstante pocos camaradas utilizan a fondo; la prensa y las publicaciones periódicas del Partido que no son solamente órganos de información, sino que son también instrumentos de educación política.
Y en tal sentido, es que el militante debe aprender a utilizarlos.
Existen pues unas publicaciones nacionales y otras extranjeras, numerosas y diferenciadas, que todas ellas según las particulares exigencias, se prestan para el estudio.
En la prensa, particularmente importantes son los editoriales, que representan en el periódico algo así como el jugo político de todos los acontecimientos capitales del día, y señalan la orientación de la lucha.
Generalmente en los editoriales están contenidas las directivas fundamentales de la acción política; están allí indicados los objetivos inmediatos hacia los cuales debe movilizarse la masa.
Para desarrollarse políticamente, para llegar a ser un buen dirigente que sepa analizar y valorar justamente cada situación, es necesario no solamente leer los editoriales, sino estudiarlos.
Por lo tanto, será conducente subrayar los puntos de mayor importancia y anotar aquellos que deberán ser ampliados y que por consiguiente deberán confrontarse en otros textos o documentos editados por el Partido o al menos controlados por el Partido.
Cuando la disponibilidad de tiempo no permita una larga consulta de artículos y documentos, podrá restringírsela a un solo texto fundamental; pero como quiera que sea deberá hacerse siempre con los artículos que tengan una trascendencia particular en relación con el tema que se estudia.
Por otra parte, los editoriales deberán tenerse constantemente presentes durante la lectura del periódico, y especialmente las crónicas parlamentarias con los editoriales, adquieren un significado político más preciso o se infieren como indispensable documentación en la orientación política diaria.
A veces los problemas tratados en los periódicos, se presentan como de difícil comprensión, bien sea por la naturaleza misma del asunto o bien por el bajo nivel ideológico de algunos militantes. En tales casos –y el consejo es válido sobre todo para el campo-, es oportuna la lectura del periódico, de modo que el camarada más calificado lea y explique según su capacidad, los artículos y editoriales más complejos.
En la discusión que seguirá a la lectura, incluso los camaradas más atrasados, verán clarificarse las varias cuestiones y se familiarizarán con el estudio de los problemas políticos.
Otra cosa deben hacer todos los camaradas: conservar la prensa del Partido, coleccionarla. Tener una colección de los periódicos del Partido significa tener un arma formidable para la lucha política, un arma de propaganda y de documentación.

INSTRUMENTOS DE TRABAJO: LIBROS Y FOLLETOS
Un verdadero estudio, además de las publicaciones periódicas, debe abarcar los libros y folletos en que se han recogido los escritos y discursos de los fundadores y de los dirigentes del movimiento comunista: Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Mariátegui, etc. Es por lo tanto necesario que cada militante los compre y procure hacerse una pequeña biblioteca marxista que le permita ampliar continuamente sus conocimientos.
En lugar de indicar una serie de libros indispensables puede ser útil un consejo: estar bien atentos y no dejarse arrastrar a la compra de libros, que aunque lleven como nombre de autor el de los clásicos, sean impresos por casas editoras burguesas.
Esas ediciones son comúnmente incompletas y mal traducidas; pero eso no es todo, muchas veces esas ediciones son falsificadas en su significado y convertidas en instrumentos de corrupción y de interpretaciones no marxistas.
Por lo tanto deben comprarse los libros impresos por la «Editorial Cantaclaro»; la «Editora Política», de Cuba; las «Ediciones en Lenguas Extranjeras» de la República Popular China; los valiosos aportes y experiencias recogidos en las obras de la «Editorial Progreso» y de la «Academia de Ciencias de la URSS»; y otras editoriales conocidas con definido y claro contenido de clase.
El método enseña a extraer el máximo provecho del estudio y a disminuir la fatiga.
Seguidamente se dan algunos ejemplos de métodos que puedan servir para orientar a quien estudia solo.
Como en todo trabajo también en el estudio es altamente útil hacer un plan preciso de lo que se quiere estudiar y del tiempo a dedicar a la realización del plan.
Tanto la escogencia del material de estudio como el tiempo que se ha de conferir a dicho material, dependen del grado de preparación que se posea y de las horas que podamos disponer fuera del trabajo, y del Partido.
Pero el plan es necesario hacerlo. Mucho cuidado con abandonarse a la espontaneidad y estudiar en forma artesanal, así como venga; sucederá que luego de algunos días o semanas, el estudio será abandonado para pasar a otras ocupaciones, e incluso, si tal cosa no sucediese, el estudio realizado en forma desordenada, no orgánica, rendirá poco y dejará muchas confusiones.
El que estudia solo, hará muy bien en preparar un plan para un período ni muy largo ni muy corto; posiblemente el plan mensual sea el mejor.
Una vez decidido el plan, el autodidacta debe cuidar atentamente de la ejecución, y puesto que de uno mismo depende el cumplimiento del plan, debe tenerse la firmeza para realizarlo.
Es un error decir “estudio cuando puedo y tengo ganas”.
En cambio es necesario tratar de destinar al estudio algunas horas fijas en la semana y considerarlas como horas comprometidas.
Si por acaso tuviere que dedicarse alguna de estas horas a otra finalidad, será necesario tratar de recuperarlas al día siguiente o lo más pronto posible.
El autodidacta debe comprometerse consigo mismo a no saltar nunca las horas destinadas al estudio; es decir, que no llegue nunca el día destinado a la segunda parte del estudio, sin que se haya cumplido enteramente con la primera.
El plan de estudio ayuda mucho al autodidacta, ya que encuadrar en el mes, las varias lecturas, estimula y controla a quien estudia solo.

EL MÉTODO: ¿CÓMO ESTUDIAR?
La primera cosa que hay que tener presente es que estudiar no significa solamente leer.
Muchos creen que han estudiado cuando han dado una rápida lectura a un texto, saltando las palabras difíciles, dejando a un lado la consulta de la enciclopedia, para los nombres y conceptos que no conocen, y a veces omitiendo períodos enteros que les parecen poco claros o menos importantes.
Con este sistema se va muy rápido –ciertamente-, pero… ¿qué se aprende? ¿Qué queda del texto leído tan desaforadamente? En lo inmediato poco o nada, o tres días después, ciertamente nada.
El hecho es que para el estudio, como para las compras, vale el proverbio que dice: “lo más barato sale caro”.
Y en efecto, como se ha dicho de las lecturas vertiginosas no queda nada, a lo máximo un vago ruido en el cerebro; se trata, en último análisis de tiempo perdido.
Por el contrario, estudiar es algo bien distinto; estudiar, significa en primer lugar: comprender; en segundo lugar: retener; y en tercer lugar: meditar lo que se ha estudiado.
Por lo tanto, el estudio reclama un tiempo mayor que la lectura, pero también deja huellas más profundas y duraderas.
Un buen método es estudiar siempre con un cuaderno al lado, en el que, capítulo por capítulo, se escriban los vocablos que no se conocen y se han conseguido en el diccionario.
Esta búsqueda de vocablos y de otras noticias que se encuentran en la enciclopedia, debe acompañar a la primera lectura, que debe ser una lectura lenta y paciente.
Quien estudia no teme regresar dos y tres veces al mismo párrafo. Mientras no se haya comprendido y asimilado un párrafo, es inútil seguir adelante.
El texto de estudio –especialmente el ideológico- no es una novela, que se lee para llegar a conocer pronto el desenlace.
Al leer será bueno ir subrayando los pasajes más importantes y hacer al margen aquellas anotaciones que expresan dudas o sirvan para refutar, para aumentar, para desarrollar, los conceptos expuestos por el autor.
Otra cosa: ¿Cuántas páginas es necesario leer en una hora? También aquí la respuesta no puede ser una, y varía según la preparación del camarada y la dificultad del texto; pero en general, si se puede asimilar bien, no debería sobrepasarse las 10 a 20 páginas.
Hay que recordar que lo que más interesa es reflexionar sobre lo que se estudia: no se trata de llenarse la cabeza con un sinnúmero de datos, de nombres, fechas. Trátase por el contrario, de hacer un esfuerzo para ligar el estudio a la situación política en que se trabaja.
Por ejemplo, si se trata de un documento contemporáneo, como un artículo o una resolución, hay que orientar el estudio en el sentido de ver cómo se presenta la situación señalada en el artículo o en la resolución, en la propia región o en el propio sector.
Ligar, pues, siempre el estudio a la situación local y a la lucha política que se conduce hoy: este es el método de estudio que el militante comunista debe seguir.

EL MÉTODO: NOTAS Y RESÚMENES
Una buena norma y particularmente, cuando se estudia solo, es la de tomar muchas notas.
Antes se hizo la referencia a la necesidad de tener un cuaderno para ir escribiendo los nuevos vocablos que se van encontrando y su significado. En ese mismo cuaderno, quien estudia debería apuntar observaciones que le ayuden a comprender, a actualizar el contenido del texto que lee.
Al comienzo serán observaciones simples, casi banales, posteriormente el estudiante se dará cuenta de que puede hacer notas cada vez más amplias, ligando los conocimientos teóricos que va adquiriendo a su experiencia local.
Así el marxismo no se le presentará como algo que interesa solamente a los dirigentes, sino que pasará a ser para el camarada un instrumento de trabajo.
Otra norma muy útil que todos deberían seguir, es la de hacer resúmenes escritos de lo que se ha estudiado. Esto podrá parecer fatigoso, pero es un excelente método para fijar las ideas y también para clarificarlas. El mismo Carlos Marx, que en muchos aspectos es un gran ejemplo de método perfeccionado en el estudio, tenía el hábito de hacer amplios resúmenes. Miles y miles de páginas se conservan en sus cuadernos.

EL MÉTODO: EL ESTUDIO INDIVIDUAL Y COLECTIVO
Hemos visto que el estudio individual es la llave de todo. No obstante, puede presentar algunos defectos; existe el peligro de estancarse ante una dificultad, de desalentarse ante el esfuerzo que hay que realizar, y lo más grave de todo, existe el peligro de encajonarse, de aislarse en el estudio, olvidando que para un comunista, estudiar significa siempre tender a mejorar su propia actividad de militante. Por ello, a veces, es útil integrar el estudio individual, que es el fundamental con el estudio colectivo dando vida a un pequeño “grupo o círculo de estudio”.
El estudio colectivo es muy valioso por cuanto permite la discusión del material estudiado, la clarificación de las dudas y el esfuerzo común para aplicar los elementos teóricos a la situación en que viven y actúan los camaradas del grupo.
Por lo tanto aún cuando no sea posible una lectura común de los textos, por razones de tiempo u otras, hay que procurar reunirse una vez cada semana para discutir, clarificar y profundizar lo que se ha estudiado individualmente.
Según los casos, se podrá encargar a un camarada que haga una exposición donde resuma lo que se ha estudiado, las enseñanzas, las indicaciones y las consideraciones que ha extraído.
Luego cada camarada debería intervenir comunicando sus ideas y sus dudas sobre la lectura realizada. Para finalizar, el expositor resume la discusión.
Un espacio ideal para esto son los organismos de base de la militancia comunista, es decir, las células, en el Partido; y los Colectivos en la JCV.
Volvemos a la pregunta ¿Cómo estudiar?
Aquí, unos primeros consejos:
Hay que acostumbrarse a manejar los materiales y a recurrir a ellos;
Debemos tener los materiales a mano y ordenados;
Cuando se lee un libro, leer el prólogo, cuándo se escribió y por qué se escribió;
Manejar el índice del libro.

1.- Abstracción y Generalización
1.- ¿Qué se entiende por abstracción?
La abstracción es un proceso de nuestro pensamiento, una operación mental, mediante la cual, al analizar un fenómeno, separamos en él los elementos esenciales y secundarios, los elementos comunes y no comunes a varios fenómenos u objetos del mismo orden.
2.- ¿Qué se entiende por generalización?
La generalización es un proceso que sigue a la abstracción. Después de haber abstraído, por ejemplo, los elementos esenciales, los elementos comunes a un grupo de fenómenos u objetos, los generalizamos a todos los casos no vistos.
Este proceso combinado de abstracción y generalización es el que nos permite distinguir lo esencial de lo secundario, cuando leemos, cuando observamos, cuando analizamos. Al mismo tiempo, es el proceso que permite la enunciación de las leyes científicas.

2.- El proceso de lectura
El proceso de lectura de un libro tiene los siguientes momentos:
A.- Captación de datos:
§ El visual (leer con la vista)
§ El auditivo (leer en voz alta)
§ El motor (escribir lo que se quiere saber)
§ Diversos recursos auxiliares, tales como los esquemas, los gráficos, los resúmenes, etc.
Ayuda mucho tener una buena técnica del subrayado.
B.- Retención y Evocación de los datos captados:
Para ello lo fundamental, es escribir, al final de cada sesión de lectura, un resumen de lo que uno ha retenido, poniendo el acento en lo fundamental, en lo esencial.
Cada punto, cada capítulo, etc., tiene una idea directriz o concepto fundamental: en consecuencia, se hace el resumen exponiendo las ideas fundamentales, esenciales, contenidas en lo leído.
Un método que ayuda a retener es el intercambio de opiniones con otros camaradas que estudien el mismo material.
C.- Vinculación de lo leído con nuestra práctica o su aplicación a la resolución de los problemas que tenemos ante nosotros.
Otros consejos:
§ Recordar que no se puede aprender de una sola lectura. Se requiere tiempo, paciencia. No desalentarse
§ Regularizar las horas y el lugar de estudio.
§ La lectura debe ser preferentemente silenciosa.
§ Se debe leer y releer.
§ Es necesario verificar la vista con un oculista.
§ Los períodos de lectura no deben ser muy largos. Estudiar con intervalos breves. No más de dos horas, con intervalos de tres minutos cada media hora levantándose y moviéndose un poco.
§ Leer con buena luz, en una postura cómoda, y siempre en el mismo lugar con los materiales a mano.
§ En la primera lectura, leer sin detenerse: el objetivo es tener una idea de conjunto del material. En la segunda lectura, detenerse en cada aspecto, idea, concepto.


3.- Sobre la técnica del subrayado
§ Subrayar con lápiz negro las afirmaciones esenciales. No abusar del subrayado.
§ Subrayar con lápiz rojo en los casos en que un concepto no ha resultado comprensible o es poco claro, y también sobre los que debemos consultar.
§ Hacer una raya vertical, al margen: con lápiz negro, lo que queremos destacar, y con lápiz rojo cuando queremos indicar algo con lo que no estamos de acuerdo.
§ Se comprende que estas indicaciones tienen por objeto dar apenas una idea de lo que se trata. En cuanto a los símbolos con que se marque, los adapta cada uno a su criterio y cada uno puede crear los suyos propios, pero se debe tratar de usar siempre los mismos símbolos.

4.- Instrucciones para hacer resúmenes de las lecturas
Si lo que se va a leer es un libro, tomar preferentemente un cuaderno para hacer los resúmenes de la lectura.
Si lo que se va a resumir es un fragmento o solamente algunas páginas, utilizar hojas sueltas de una carpeta de anillos. En esta forma se puede añadir el resumen al tema correspondiente clasificado en la carpeta (también pueden utilizarse fichas).
§ Poner la fecha cada día.
§ Dejar margen izquierdo de cinco centímetros para anotar la idea esencial de cada párrafo, dudas, etc.
§ Anotar al comenzar: autor del libro, título de la obra, Edición, país, fecha de la edición.
§ Dejar línea por medio.
§ Anotar número de Capítulo. Título del Capítulo. Página … a tal …
§ Lectura
v Lectura inicial del capítulo, para adquirir una idea general. Si el capítulo fuera muy largo, dividirlo en varias partes y leerlo por partes.
v Segunda lectura, subrayando lo más importante y anotando al mismo tiempo en el margen del libro la idea esencial del párrafo, alguna sugerencia o duda (esta última resumida o señalada con una interrogación).
v Hacer el resumen en el cuaderno, hoja suelta de la carpeta o ficha. Este puede ser hecho:
Ø Copiando lo subrayado y completando el sentido de las frases.
Ø En forma esquemática usando el sistema de llaves y lenguaje telegráfico (suprimiendo artículos, preposiciones innecesarias, etc).
Ø Sobre la base de los subrayados en el texto, dando una idea de conjunto del contenido totalmente redactado con propias palabras.

5.- Un ejemplo: ¿Cómo estudiar la historia del Partido Comunista de la URSS?
Examinemos un ejemplo concreto de estudio. Tomemos una obra que todo comunista debe conocer y que por su carácter simple se presta bien al estudio del autodidacta. Esa obra es la historia del PCUS.
Es un libro más bien grueso (927 páginas) pero esto no debe asustar al militante. Por el contrario, precisamente por cuanto abre una larga perspectiva de trabajo, es un texto que impone un serio compromiso a los camaradas que emprenden su estudio.
Se puede estar seguro de que quien concluye la lectura de este libro, difícilmente perderá el hábito de estudiar.
Por otra parte, el libro ha sido elaborado de modo de facilitar el estudio. Ha sido dividido en 18 capítulos no demasiado largos, cada uno referente a un determinado período de la lucha de clases en Rusia y al desarrollo del movimiento obrero ruso.
Cada capítulo tiene un título que indica cuál es el contenido esencial del mismo.
Así, el primero trata del comienzo del movimiento obrero y difusión del marxismo en Rusia, el segundo de la lucha por la creación del Partido, y así sucesivamente.
Para facilitar más aún la lectura, cada capítulo ha sido a su vez dividido en varios parágrafos que tratan cada uno de un período o argumento determinando. También estos parágrafos tienen al comienzo un título sumario.
Al final de cada capítulo hay un resumen general, que recapitula toda la materia en una o dos páginas.
Todas esas disposiciones sirven para facilitar el estudio de dicha obra; sirven para animar al trabajador que debe manejarse solo y carezca de experiencia escolar.
Para proceder al estudio sirve ya como orientación la división en parágrafos. Cuando el parágrafo es demasiado largo como ocurre en la primera parte del primer capítulo, se lo estudia dos veces.
En el estudio es mejor hacer poco pero bien, que mucho pero mal.
Una vez el libro en nuestras manos, se puede proceder a planificar el trabajo para el primer mes. Los dos primeros capítulos ocupan en total siete parágrafos. Como el primer parágrafo del primer capítulo es largo, se lo divide en dos partes, y así con el segundo y cuarto parágrafos del capitulo II.
Resultan así trece lecciones, es decir, aproximadamente tres a la semana. Naturalmente, si se puede hacer más, mejor. Pero, especialmente al comienzo no es necesario esforzarse.
Antes de comenzar a leer el primer capítulo, es necesario leer la breve “Introducción”; son seis páginas muy importantes porque explican y clarifican el significado y valor de esta obra fundamental.
Al concluir cada capítulo es bueno releerlo todo entero y hacer el resumen escrito.
Así luego de seis meses de estudio, que podrán reducirse si se tiene una preparación, cuando todo el libro haya sido estudiado, el militante tendrá en su cuaderno un resumen de la obra, una selección de las palabras difíciles, y la explicación de los nombres y cuestiones que no conocía, y cuando relea la historia podrá emplear mucho menos tiempo.
Cuando el camarada haya estudiado la Historia del Partido Comunista de la URSS, se dará cuenta de que ha dado un enorme paso adelante. No solamente habrá aprendido la gloriosa Historia del PCUS, las duras luchas que ha tenido que afrontar y los grandes éxitos alcanzados, sino que habrá aprendido a orientarse mejor en la situación política; habrá reforzado su ligamen con el Partido, su conciencia de militante, su espíritu de lucha.

1.- ¿Qué significa la palabra dogma?
Dogma es un principio aceptado a ciegas; dogmático es aquel que profesa un principio aceptándolo, sin someterlo a la comprobación, a la discusión, a la crítica, sin enriquecerlo, sin modificarlo.
Dogmáticas son todas las teorías reaccionarias, porque no están comprobadas por la realidad. No están apoyadas en la ciencia. Se basan en principios inmutables.
Pero puede ocurrir también que ciertas tesis justas se conviertan en dogmáticas cuando no se les aplica dialécticamente, cuando se las aplica sin tener en consideración la situación concreta, que siempre es cambiante.
Las tesis marxistas, tesis justas en sí mismas, cuando se las convierte en tesis inmutables, sin tomar en cuenta las particularidades, los cambios de lugar y de tiempo, se convierten en dogmas. Pierden su filo crítico y revolucionario.
El marxismo-leninismo auténticamente revolucionario, es el marxismo creador.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el marxismo se enriquece sin cesar con los nuevos datos del desarrollo social, con la práctica revolucionaria de las masas.
¿Puede alguien dudar, por ejemplo, que la revolución cubana, la práctica de la lucha en Cuba no ha enriquecido tesis marxistas-leninistas para América Latina? ó ¿El propio caso de Venezuela? Quiere decir que se enriquece con los elementos que surgen de la propia realidad a la cual se aplica.
Entonces, un verdadero estudioso del marxismo no debe quedarse dogmáticamente en lo que aprende de manera mecánica. Debe ser creador.

2.- El marxismo es trabajo creador
Para ser marxista hay que impregnar la teoría de vida, hay que vincular el trabajo cotidiano con la teoría. Ser marxista es ser creador.
¿Y qué quiere decir ser creador? ¿Qué diferencia hay entre el artesano y el creador? La misma que existe entre un artista y un pintor vulgar.
El creador pone toda su alma, aunque sea en el trabajo más sencillo, aunque no haga más que tejer alpargatas.
El artesano puede ser un magnífico artista cuando pone toda su alma en el trabajo.
Y a su vez, el artista puede ser un artesano, cuando no hace más que embadurnar, cuando no pone su alma en el trabajo.
Y en el marxismo, cuando no se pone el alma en lo que se hace, cuando no se realiza un trabajo creador, cuando no se toma realmente en cuenta lo que sucede en cada momento, uno se convierte en un falso marxista.
Si lo que se aprende se aplica en el trabajo diario, de un modo dogmático en forma estereotipada, será un mal artesano del marxismo.
Nunca se logrará arrastrar a las masas, y la explicación que se hará del marxismo será equivocada.
El método marxista se empleará con acierto, cuando al tiempo que se trabaja con la teoría de Marx, se estudia el fenómeno que a uno le ocupa en el momento.
Y la decisión que se tome en cada caso será una decisión nueva.
Si hoy se ha resuelto el problema en una forma, este mismo problema habrá que resolverlo mañana de otro modo, puesto que la situación mañana será diferente.
Las situaciones cambian sin cesar. La historia marcha. La historia no está parada sino que se mueve eternamente hacia adelante.
Y el marxista debe avanzar constantemente a la par del movimiento histórico.
El marxismo debe saber orientarse con precisión.
Por muy sencillo que sea su trabajo, la mente del marxista debe bullir, estudiar y crear sin descanso.
Estudiamos marxismo para aplicarlo
Insistimos en esto, estudiamos marxismo, no solamente para interpretar al mundo, los fenómenos de la lucha de clases, etc., sino para aplicarlo a nuestro país, a nuestra Revolución.
Porque se trata no sólo de interpretar al mundo sino de transformarlo.
Entonces debemos tomar al marxismo-leninismo como una verdad general, pero aplicarlo a las propias peculiaridades de nuestra Revolución, de nuestro pueblo, de nuestro país, a la propia realidad diaria y concreta.
Para aprender realmente es preciso no alejarse de la realidad concreta.
Estudiamos no para aprender fórmulas librescas, estudiamos para hacer más rica nuestra práctica revolucionaria.
No es posible estudiar el marxismo sólo en sus tesis, en sus clásicos, en sus obras escritas. Estas son muy valiosas, son ricas, vitales y poderosas. Pero, si las aislamos de la vida se empobrecen, se debilitan.
Es preciso ligar el estudio al trabajo, ligar el estudio a la práctica, ligar el estudio a la lucha.
Pero no basta nuestra propia experiencia. También es una gran ayuda la experiencia de otros.
Debemos estudiar nuestra experiencia, nuestra práctica, pero también debemos estudiar la experiencia y la práctica de otros Partidos, con sentido crítico, sometiéndolo a la crítica.
Porque la experiencia no está llena solamente de verdades, no está llena sólo de éxitos. Está también llena de desaciertos y errores y los errores enseñan tanto como los éxitos.
Lo que ha sido un éxito en otro país puede ser un desacierto en el nuestro.
El conocimiento es un producto de la práctica de la experiencia.
Pero, la práctica sin la teoría es una práctica ciega.
Al mismo tiempo la teoría sin la práctica es estéril. La práctica es la fuente del conocimiento, pero el conocimiento no se comprueba sin la práctica, sin la experiencia.
Por eso decimos ESTUDIAR Y LUCHAR, LUCHAR Y ESTUDIAR.
Teoría y práctica. Práctica y teoría. Esta conjunción armónica nos da la clave para nuestra preparación.
Conclusión: “La historia del Partido nos enseña que el Partido de la Clase Obrera no puede cumplir su función dirigente de su clase, no puede cumplir su función de organizador y dirigente de la revolución proletaria si no está armado con la teoría marxista-leninista.
La fuerza de la teoría marxista-leninista radica en que ésta permite al Partido orientarse en una situación dada, comprender la íntima ligazón de los acontecimientos que lo rodean, prever la marcha de los acontecimientos, no solamente cómo y en cuál dirección se desarrollarán los acontecimientos de hoy, sino también cómo y en cuál dirección se desarrollarán en el futuro”.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Nace en Venezuela el Movimiento Continental Bolivariano

PRENSA LATINA-PL: Más de mil 300 delegados reunidos en Venezuela en un encuentro internacional de agrupaciones sociales y partidos de izquierda crearon hoy el Movimiento Continental Bolivariano. De acuerdo con el Partido Comunista de Venezuela, la entidad fundada en esta capital es la semilla del Frente Antiimperialista Latinoamericano. El objetivo es impulsar la lucha contra el intervencionismo de Estados Unidos en la región, precisó.Por su parte, el secretario general de la nueva organización, Carlos Casanueva, aseguró que el movimiento será un ejército internacionalista por el Socialismo, la Patria Grande y la soberanía de los pueblos. También buscará levantar con fuerza y bien alto la espada de la libertad, la justicia y la dignidad, afirmó el dirigente político, quien recordó que un día como hoy hace 185 años la batalla de Ayacucho marcó el fin definitivo del colonialismo español en Suramérica. El encuentro constitutivo del Movimiento Continental Bolivariano, clausurado este miércoles, ratificó además el respaldo de las agrupaciones latinoamericanas de izquierda a la revolución encabezada por Hugo Chávez. Los delegados condenaron además el golpe de Estado en Honduras.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Huelga general en Nepal

PRENSA LATINA: Una huelga general convocada por el Partido Comunista Unificado de Nepal (Maoista) en protesta por la muerte de varios de sus miembros en un enfrentamiento anterior con la Policía, paralizó hoy esta capital y otras ciudades del país. El paro se cumplió desde las primeras horas del domingo, y según reportes de la prensa local, muy pocos vehículos circularon por las calles de Katmandú, donde como en el resto del país los comercios permanecieron cerrados. Las escuelas tampoco abrieron sus puertas en un día normal de clases en Nepal, y los empleados públicos que se aventuraron a ir a trabajar debieron caminar hasta sus oficinas porque el transporte público tampoco funcionó. Los organizadores de la huelga habían advertido que sólo permitirían circular a ambulancias, vehículos diplomáticos y de prensa, así como a taxis debidamente idenficados que transportaran turistas desde y hacia el aeropuerto. En la capital tuvieron lugar varios enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas del orden, se reportan varios vehículos incendiados cuyos dueños trataron de desafiar el paro. El opositor Partido Comunista Unificado de Nepal convocó la huelga nacional luego que el viernes pasado cuatro de sus militantes resultaron muertos en un enfrentamiento con la Policia en Kailali, al oeste de esta capital. El choque se originó cuando las fuerzas del orden intentaron desalojar a un grupo de campesinos que habían ocupado unos terrenos pertenecientes al gobierno en esa zona boscosa del país.

CANTACLARO AL SERVICIO DE LA REVOLUCION

CARA DE VIDRIO: La Navidad Consume Hasta Morir