Jeronimo Carrera-TP.- Son seguramente muy pocos los venezolanos, o quienes viniendo de otras tierras convivan aquí con nosotros, que no sepan todavía cuál es el significado de estas tres letras. Pues así se ha denominado, en forma abreviada, el más antiguo y perdurable de los numerosos partidos políticos que han aparecido –y desaparecido por muerte natural casi todos ellos- en los casi dos siglos que llevamos de vida republicana.
Efectivamente, el Partido Comunista de Venezuela celebra como su fecha de fundación el 5 de marzo de 1931, o sea que ahora mismo va a cumplir nada menos que sus primeros 78 años de lucha ininterrumpida, en medio de inmensas dificultades, enfrentando como es lógico a las fuerzas que acá representan los intereses de los monopolios imperialistas, primordialmente, pero repeliendo también los ataques insensatos de elementos de la burguesía y pequeña-burguesía criolla que se sitúan por una u otra razón en el lado opuesto de la barricada.
Venezuela era para ese primer tercio del siglo XX, claramente, uno de los países más atrasados del continente americano. De ese terrible atraso empezamos a salir entonces, gracias a dos hechos históricos ocurridos en países muy lejanos del nuestro.
Primero, el invento en Alemania del motor de explosión, hizo entrar a la humanidad en la era petrolera y transformó a Venezuela en país importante para los consorcios imperialistas. Y segundo, casi simultáneamente, en Rusia, la Gran Revolución de Octubre, en 1917, puso en pie de lucha a escala internacional al proletariado, justo cuando nacía aquí una clase obrera. Brotado literalmente de los pozos petroleros, surgió el PCV y se puso al frente de ese naciente proletariado, que tuvo su bautizo de fuego poco después con la gran huelga de diciembre de 1936, que paralizó toda la industria petrolera en el país.
Hoy el partido de los comunistas venezolanos goza de un prestigio indiscutible, forjado por el continuo esfuerzo de unas tres generaciones que han sabido interpretar los sentimientos populares en todo momento, dentro de una concepción de la lucha de clases según las enseñanzas del marxismo-leninismo, más que comprobadas internacionalmente.
Asimismo, en un documento fechado en Caracas el 10 de febrero de 1944, y publicado en el diario El Nacional el día siguiente, una cincuentena de los más destacados comunistas venezolanos de aquel tiempo, pese a la prohibición constitucional entonces vigente de las ideas comunistas, proclamaron su adhesión plena al pensamiento bolivariano, como marxistas (Ver en Bolívar visto por marxistas, Fondo Editorial Carlos Aponte, Caracas 2006, 2ª edición, 366 págs., el Documento “Nuestro Bolívar”, págs. 340-43.)
Con orgullo podemos decir que los militantes del PCV no tememos de ningún modo que se analice nuestro pasado, puesto que ese pasado nos sirve hoy de escudo contra cualquier maniobra artera del anticomunismo que siempre han pretendido propagar entre las masas nuestros enemigos, de cualquier pelaje que sean, yanquis o pitiyanquis.
También podemos afirmar que estamos orgullosos del partido que hoy tenemos, un partido que es digno continuador de la hazaña realizada por aquellos muchachos que se atrevieron a desafiar a guachimanes de la calaña de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, e igualmente a sus sucesores tan cipayos como ese funesto par de bandidos.
En la Venezuela actual, si bien es cierto que confusamente todavía, nuestro pueblo en forma mayoritaria ha puesto sus esperanzas en una vía que pueda conducirlo al socialismo. En un mañana socialista por el cual el PCV ha luchado siempre. Lo mismo ayer, hoy y mañana.
Efectivamente, el Partido Comunista de Venezuela celebra como su fecha de fundación el 5 de marzo de 1931, o sea que ahora mismo va a cumplir nada menos que sus primeros 78 años de lucha ininterrumpida, en medio de inmensas dificultades, enfrentando como es lógico a las fuerzas que acá representan los intereses de los monopolios imperialistas, primordialmente, pero repeliendo también los ataques insensatos de elementos de la burguesía y pequeña-burguesía criolla que se sitúan por una u otra razón en el lado opuesto de la barricada.
Venezuela era para ese primer tercio del siglo XX, claramente, uno de los países más atrasados del continente americano. De ese terrible atraso empezamos a salir entonces, gracias a dos hechos históricos ocurridos en países muy lejanos del nuestro.
Primero, el invento en Alemania del motor de explosión, hizo entrar a la humanidad en la era petrolera y transformó a Venezuela en país importante para los consorcios imperialistas. Y segundo, casi simultáneamente, en Rusia, la Gran Revolución de Octubre, en 1917, puso en pie de lucha a escala internacional al proletariado, justo cuando nacía aquí una clase obrera. Brotado literalmente de los pozos petroleros, surgió el PCV y se puso al frente de ese naciente proletariado, que tuvo su bautizo de fuego poco después con la gran huelga de diciembre de 1936, que paralizó toda la industria petrolera en el país.
Hoy el partido de los comunistas venezolanos goza de un prestigio indiscutible, forjado por el continuo esfuerzo de unas tres generaciones que han sabido interpretar los sentimientos populares en todo momento, dentro de una concepción de la lucha de clases según las enseñanzas del marxismo-leninismo, más que comprobadas internacionalmente.
Asimismo, en un documento fechado en Caracas el 10 de febrero de 1944, y publicado en el diario El Nacional el día siguiente, una cincuentena de los más destacados comunistas venezolanos de aquel tiempo, pese a la prohibición constitucional entonces vigente de las ideas comunistas, proclamaron su adhesión plena al pensamiento bolivariano, como marxistas (Ver en Bolívar visto por marxistas, Fondo Editorial Carlos Aponte, Caracas 2006, 2ª edición, 366 págs., el Documento “Nuestro Bolívar”, págs. 340-43.)
Con orgullo podemos decir que los militantes del PCV no tememos de ningún modo que se analice nuestro pasado, puesto que ese pasado nos sirve hoy de escudo contra cualquier maniobra artera del anticomunismo que siempre han pretendido propagar entre las masas nuestros enemigos, de cualquier pelaje que sean, yanquis o pitiyanquis.
También podemos afirmar que estamos orgullosos del partido que hoy tenemos, un partido que es digno continuador de la hazaña realizada por aquellos muchachos que se atrevieron a desafiar a guachimanes de la calaña de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, e igualmente a sus sucesores tan cipayos como ese funesto par de bandidos.
En la Venezuela actual, si bien es cierto que confusamente todavía, nuestro pueblo en forma mayoritaria ha puesto sus esperanzas en una vía que pueda conducirlo al socialismo. En un mañana socialista por el cual el PCV ha luchado siempre. Lo mismo ayer, hoy y mañana.
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